El blando aleteo de tus pestañas
anunciaba la placidez de aquella mirada
que me hizo preso de tu fisionomía
suave como el arrullo de tus palabras
que se disfrutaba a tu vera,
la mañana contaba versos alegres
a pesar del fulgor de la tormenta
que se avecinaba después del primer beso,
me detuvo la inquietud
por descubrir si no era un sueño
por lo que decidí no abrir los ojos,
dejándome llevar por la necesidad
que manaba de mi cuerpo
por disfrutar de aquel paraíso
y el destino jugó sus cartas,
tu yo y aquel sinfín de mariposas
revoloteando la estancia
dieron color a un momento
que por indefinido en el tiempo
marcó nuestro destino,
juntos hasta que la música
de nuestro respiro ponga el final
a lo más lindo que gozaré de la vida…