Celos y envidia o envidia y celos
nunca sabremos quien llegó primero,
en su deambular enfermizo
ambos mutan en el tiempo
confundiendo la ceguera
entre la que se manifiestan
y el silencio con que se transportan
con la ardiente pasión prisionera
con que ficticiamente te apresan,
abonados a la propia inseguridad
del sujeto como letal maná,
se reflejan falsos en la estima
y temerosos ante la desidia
que producen a quienes se destinan,
su única vacuna efectiva
se compone de una actitud segura
atestada de fuerza y sueños
que la mantengan activa...