Fueron unas hojas
mecidas por el viento
las que me advirtieron
que no es malo
ni el ruido de las olas
cuando chocan con las rocas
ni andar de puntillas hacia la orilla
donde el eco de las mentiras se relaja,
son más fieras las palabras
que en forma de navaja te rompen
el alma por la voz que las engendra,
la medianoche
donde se labran traiciones
con luces de colores apagadas
y las espinas que se te clavan
cuando recoges flores y sangras
recordando
que has iniciado su tumba,
pétalos sin nombre ni rima
que penden como suspiros
de los lindos ojos de un fantasma
sin sabana disfrazado de vampiro…