En piedra tallar tu nombre
para que nunca lo borre el tiempo
ni el viento del olvido lo erosione
en su lento pero cruel recorrido,
la alegría con que nos regalamos
caricias con la mirada,
el tiempo que abrazados
contemplamos estrellas fugaces
que nunca vemos mirando al cielo
pero ponemos en nuestros besos,
el cambio de sosegado a travieso
de nuestros suspiros
solo con el roce de nuestros labios
sobre nuestro cuello por osados,
cada amanecer contigo
desnudos como vinimos al mundo
disfrutando como niños pequeños
de cada uno de nuestros defectos
y en humo trasformar todo aquello
que recordándolo,
hiere todos estos placeres
que tanto disfrutamos juntos…