Cabalgaba la noche serena
al trote recogido
de quejidos España,
noche de montes verdes
entre el azul del cielo,
noches de espiga corta
por falta de agua
que alimente sus cepas,
seguro que fue aquella noche
donde tu cara, reflejo
de una luna apenas
sin sueño, dejó marcado
el lecho donde anduvimos perdidos
para después encontrarnos,
sedientos de nosotros mismos
hambrientos de labios
y despiertos de sueños,
crecimos en miradas
arrancando las sábanas blancas
que nos envolvían
cruzando todos los arcos
que como centinelas de acero
nos controlaban y nos sentamos,
sobre aquel cielo verde
donde nos abandonamos a querernos…