
Tarde de arte en mayúsculas
donde lo menos importante
fue la escasez y lo más grande
el instante, vino con sabor recio
como la interacción salvaje
de artistas e idiomas
unidos como visionarios
en que la calle es el sueño
deseado en la vida del artesano,
risas con el sentido para aquellos
que atiborrados de ganas
dejaron claro que sin palabras
saben cómo hacerlo,
el principio de un final glorioso
por infantil en principio
y entusiasmo que poco a poco
iluminará una plaza
con un sueño que se hará realidad,
un negocio regalado sin final
donde la pasión y la experiencia
dieron comienzo a una apuesta
abierta al corazón…