A veces al poeta
le nacen versos prohibidos
por el destino de la dedicatoria,
veces en que el maldito lívido
trabaja ajeno a la cabeza
dejando al corazón en rebeldía,
disfrutar de otros perfumes
de la imaginación en huerto ajeno
vivir momentos de ilusión
sin pensar en que sueño robado
solo es eso, una fantasía
que en el fondo solo daña
a quien la imagina
pues no hay pasión más dolosa,
que aquella que acaba en sueño
porque nunca respiró vida…