Tardía como la suerte
subió a su espalda
las alforjas vacías
y las ganas prietas
donde se quemaron
millones de promesas,
el altar vestido de blanco
a la espera del sacrificio
y entre sombras
heridas de arma blanca,
vientos y lunas lejanas
dejando el patio chico
enfriar sus ganas
bajo la sombra del olivo
tiempos
de olmos vacíos
y almas yermas
tiempos de guerras
y corazones hastíos…