Fui escalador de alta montaña
con las entrañas agrietadas
y las costillas rasgadas
como pluma destinada
a las manos de un poeta,
con el brillo pulido
después de muerta
y ensamblada en funda de cobre
manchada con tinta de dos colores,
crecí no sé como
pues sin darme cuenta
alcancé el brillo sin cuchara
ni cuchillo afilado
que cortara cada una de las trabas
de tan duro camino,
bebí la bebida de los dioses
en damas que hicieron de mi infierno,
cielos de mil colores
y viví como me dejaron
mis instintos, justo con lo puesto
el alma destrozada
en luchas desiguales
abatido muchas veces
y pocas en las que gocé
de lo poco que acomodé
hasta donde me acompañaron
mis fuerzas…