Tuve que abrir bien los ojos
para poder distinguir
que lo que volaba eran mariposas
con las alas rotas,
mariposas que aunque heridas
en su hermosísimo vuelo
besaban un cielo apagado,
modificando las nubes grises
por la alegría del azul soleado
transmitiendo libertad y vida
al otoño sin risas
de un mediodía de nubes y barro,
navegaban como un caza
entre colinas verdes sin sus alas
pero desprendiendo siempre
esa gracia que las convierte
en una maravilla entre flores
de multitud de colores,
recordándonos con su planeo
que lo mas importante
no es disponer de dedos
si no disfrutar de esa loca libertad
que nos dispensan los sueños
a los que tenemos que amarrarnos,
siempre en vuelo rasante
repartiendo la misma felicidad
que para nosotros deseamos...