Nos vamos acercando a cien años
de una guerra fratricida
plagada de disfraces como la sombra
una guerra de rojos y azules
cargada de banderas y símbolos
en la que las grandes batallas
se libraron con el único único objetivo
de recibir ordenes del villano
siempre agazapado que los mandaba
fuese del bando que fuera,
no cabe en cabeza sensata
que lo de matar niños y ancianos
fuera nunca mentalidad estratega,
pues el oficio de la guerra
se practicó hasta entonces
a campo abierto y entre guerreros
mas o menos pagados que protegían
a quien les mantenía la tripa llena,
gran problema cuando los que dominan
son en mayoría los mas malos
cargados de ambición y resentimiento
si para mantenerlos holgazanes
no dan los tributos ni los campos,
un buen guerrero es siempre
símbolo de paz nunca de guerra,
igual que un político se simboliza
por lo que es capaz de conseguir
de provecho para toda la sociedad
todo lo contrario a su actual destino,
hacerlo únicamente para su partido,
condición ecuánime es la de vivir mejor
pero nunca en base a los engaños
de quien se gana la vida
sin su sudor ni tan siquiera de sus manos,
mientras existan gobernando
leyes de partido habrá guerras,
porque a la gente sencilla
le da igual el color de una bandera
o la frontera donde se cría,
por que su única ambición
es disfrutar de un sueldo suficiente
para criar con sosiego a su familia
y saborear de una vida
antes que perderla entre el recuerdo
y la revancha de una guerra,
tenaz fabricante de daño y hambre
a un mundo que nació sin fronteras
y sin estatus sociales...