A partir de hoy se acabaron
los condicionantes de los que hubo
con el premio del hambre como castigo
pues, aunque para vencerlos
necesité contribuir más de cincuenta años,
fui feliz por el destino
algunas veces negativo
por hacerlo en un país donde pienso
que ser bueno es caer en aquello
de señalar siempre al vecino,
profeso amor a lo simple
aunque me enfada todo lo gris
de dentro de sus murallas,
encontré libertad en un mar abierto
del que nunca pude huir
por sus acordes de agua y viento
que usaron mi mayor parte del tiempo
ocupado en que nada quebrase
todo lo que traje al mundo,
soy poeta porque me duele la mentira
y los versos me dan el coraje
que falta a mi valentía,
me gustan todos los colores
aunque España solo se vista de dos
y aunque en mi cabeza
prevalezcan las canas soy vida
de una ribera como mi suerte,
el amanecer del viajero con la calma
que busca un destino prescrito
por el rayo estridente de la esperanza…