Adoro tu dulzura fresca
de mujer luminosa,
pasional
abrazándote en silencio
que embriaga
como fragancia en la noche,
y sin tan siquiera rozarte
te calma el ansia fogosa.
venero la cascada violenta
con que estallan en tu cuerpo
las ganas de tus labios
por fundirlos con los míos
en el arraigo de un beso.
Amo la voluntad mimosa
con la que tus deseos
se descargan,
en pasión desbordada
como lava fundida
buscando mi cuerpo.
Amo tus caricias
que como signo de espasmo
me miman con la suavidad
de unas lágrimas,
quemando como veinte estrellas,
Amo ese rito arcaico y salvaje
del que mis ansias no quieren librarse.
Amo esos luceros del alba
que te sirven de guía
marrones y pedernales,
que como daga ofendida
se engarzan a mi lucha
cuando eludo la tuya
cada vez que me miras,
fundiendo tu deseo con mi goce
y enalteciendo tus alegrías…