Fuiste la cuna
cada uno de mis miedos,
el amparo de mis equivocaciones
y la antorcha que iluminó el camino
a todas mis frustraciones,
creí haberte perdido para siempre
aquel día en que cerraste los ojos
pero tus recuerdos
dejaron en mi mente
un pasadizo secreto
por el que se filtran
con sabiduría todos tus consejos,
mi vida desde que me dejaste
no fue nada fácil
y aunque nuestras vidas
corrieron después de dejarme
por itinerarios distintos,
en la mía aún brilla
con orgullo la sonrisa de aquel niño
que de tu mano nunca tuvo miedo,
mi lindo viejo del alma
hoy, como tantos otros días
tu seriedad se reflejó
en el espejo del recuerdo
y se me ocurrió
dedicarte estos versos
con el mismo orgullo
con que apuntabas siempre,
este es mi hijo¡¡¡¡….