Machado opinaba en principio
así de Baeza,
un pueblo frío destartalado y sombrío
terrible condena
que tinieblas de un pasado
en las que descargó su vacío
fueran fuente de inspiración
a sus mejores poemas
y es que esta comarca andaluza
tiene ese poderío,
la pobreza sirviéndole de fachada
y en el alzado de sus estancias
el tronío de su eje histórico,
centro neurálgico de una tierra
plagada de olivos
que sirvieron de frontera
a gloriosas batallas
e infinidad de reinos,
perenne su arquitectura
de una riqueza monumental
como la gente que la ocupa,
madre y guía del regadío andaluz,
quizá fueran los vientos
quietos de Jorge Manrique
o el aire limpio de sus sierras
los que le iluminaron,
inspirándole versos
de rima apasionada,
haciéndole entonar
tan bellos poemas de alabanza
que le devolvieron la vida
al corazón viejo y cansado
de Don Antonio Machado....