Alcancé a rozar tu rodilla al azar
y bebí sin pretenderlo
del dulce néctar de tus labios
dejando en mí una huella
como barco a la deriva que navega
agarrado a tus alas volé despacio
por espacio de un segundo
disfrutando de un cielo prohibido
y unas ganas rebeldes por fundirnos,
cerré mis ojos con la mentira del olvido
que se repite en cada uno de mis sueños,
porque te disfruté despierto
con la realidad como testigo
lejos de una almohada y una cama
que sellara todo lo proscrito
que en forma de deseo
me regaló aquel inocente beso tuyo…