Solo con encontrarte
entre mi pensamiento madre,
la sed se calma y las ansias
aflojan en mi pecho,
no camino solo
y los gritos que salen de mi alma
se convierten en leves quejidos
que calman las noches
asiduas de ausencia
en que te echo de menos
y mientras los recuerdos
me abrazan con gloria
por nuestro pueblo,
las horas pasan sin pararse
entre sus casas mirando
a sus gentes sus caras
y me siento como entonces
un niño que juega
camino de la escuela
pequeño pero sin miedo…