
Aunque te quiebre el dolor
y sientas ganas de abandonar
esa pasión que a veces te domina, piensa
que la ingratitud nunca fue consejera
y que lo que cuesta solo lo sabe
quien le duelen los ojos
no conciliados con su quimera…
Quien baila para inspirarse,
aquel que sin saber tocar la guitarra
aun sin cuerdas hace música con su madera,
los sueños esa virtud cósmica
donde haces explotar tus dudas,
están hechos de papel y lápiz
grabados sobre un tiempo
donde el reloj no existe, minutos
sellados con las huellas donde el descuido
se pierde abrazado a amaneceres,
puedes doblar tu rodilla, pero nunca rendirte
y promete que aun vencida,
seguirás firmando sobre sufrimientos
que sanan almas desatendidas,
dando llama a sus placeres
arrinconados por la culpa y la desidia...