Extraño los abrazos
con tus brazos sobre mi cuello
tan deseados
como floración y agua,
tu pecho fundido contra el mío
y el olvido atravesado
de un momento irrepetible,
el aroma que mana de tu cuello
provocador hasta el canibalismo
deseo de mis labios
pervertidos por tu pelo,
te extraño sin quererlo
como secreto que despacio
fue creciendo como tumor en pecho,
extraño la magia alegre
con que la suerte
cruzó nuestros caminos
y el cielo de nuestros encuentros,
los latidos como campanadas
avisando que estamos cerca,
aún al abrigo de tu presencia
te extraño toda entera
con la obligación impuesta
de recordarte siempre,
que quiero que sepas
que te extraño…