Solo se percibía el suave aullido del viento
galopando a lomos de una lluvia inspirada
en lágrimas de espuma sobre las olas
del silencio de una noche de luna llena,
tu cuerpo perdido sobre la cama
se contagiaba de los sones que los truenos
de una tormenta lejana descargaban
haciendo chirriar los cristales de tu ventana,
el campo ya color ceniza con firmeza
se preparaba para recibir los rayos
de una luna presumida que tímida
se asomaba tras los claros
por la campiña de aires limpios
asustada por los rayos ásperos
de fuego y desafueros de aquella borrasca
que perturbaba la tranquilidad de tu fragancia,
suspiros de rosas sobre tus sabanas limpias
que afanosas buscaban un recuerdo
revolviendo el cielo de aquella estancia,
tus besos anhelaban unos labios
donde depositarlos para ser germinados
de aquella pasión que en sueños
como caballero errante cabalgaba
tu cuerpo sin tocarte, una tarde de refriega
con forma de estrella errante en la que ambos
tu y el amor salisteis perdiendo por encontrarte sola…