Amanecí deshojando una margarita
intentando deducir el dilema
de si llorar o reír cuando mis versos,
cargados de nubes de primavera
despiertan horizontes cercanos en mi
que como ecos del pasado resuenan
en mi mente llenos de sobresaltos,
no tengo miedo al amor
ni a volver a rebozarme en el fango
dando gritos atribuidos a la inocencia
por los que expulsar mis deseos,
tampoco soy el cobarde que corre
huyendo de un destino que me acompaña
desde el día de mi nacimiento,
ese amor egoísta y poco sincero
que me quema dentro como rayos de sol
y fecundan un insaciable silencio
dentro de mi erosionado corazón,
mas bien soy una vida acariciada
por el alba de los sentimientos,
que se ilusiona ante una mirada sincera
levantando pasiones extremas,
que ama con el alma abierta
sin sombras ni brisas de duda,
que se estremece ante el roce
de unos labios desnudos paseándose
por la desnudez de mi cuerpo,
y que recoge cada partícula
de saliva que mane de una boca
enamorada como las sombras
de una aurora nítida como las risas
que manan de una barriga seductora…
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