Que lindos momentos aquellos
en que andabas despeinada
delante de un zumo
recién exprimido de naranja,
la bata entreabierta
mostrando terso y seductor
el descuido de un pecho
mientras te sonreía despacio
fortaleciendo mis labios
ansiando el próximo beso…
por mi cerebro corren
momentos de entonces
mezclados con pensamientos cercanos,
yo no fui el último
ni tan siquiera el primero,
cosa circunstancial
cuando se trata de amar
ya que la perfección
es madre eterna del aburrimiento,
eso sí, siempre ansiando
ser ese, que extrañe tu corazón
cada vez que me aleje,
nunca intenté un amor perfecto
pero si, algo que tenía muy claro,
convertirte en la princesa feliz
de ese cortito cuento que discurrió,
suave como la brisa que fluía a tu lado
descubriéndome la chica perfecta para mí…