Quiéreme hoy como si fuera
mi último día sobre la tierra,
hoy que mis labios frescos
lucen un brillo rosado
al compás cimbreante de tu cuerpo
porque mañana quizás sea tarde,
aprovecha antes de que anochezca
y la enredadera salvaje de mis deseos
goce del aroma yermo
a tierra húmeda y estiércol
de una muerte a la que evito
por el perfume ardiente de vida
que exhala cada uno de tus poros,
hoy únicamente quiero
disfrutar de la transparencia
de cada una de tus primaveras,
del cantar sonoro de tus palabras
y del colmenar de hermosura
de tu cuerpo que como chal de seda
se enreda con el mío
como el hierro al carbono
dando paso al perenne acero…