Al final como las palabras
todas cuentan,
balas de cualquier guerra
al fuego amigo,
las que se pierden
entre el viento frío
de un paraje cualquiera
sin encontrar aliento
con el que justificar
su macabro destino,
las que matan por la espalda
despreciando la cara
en forma de desatino
y que se disipan inmorales
huyendo a toda prisa
como los cobardes
que las utilizan
sin importarles
el tamaño de a quien
iban dirigidas,
maldita guerra dialéctica
que generando odio
te posicionas la primera,
olvidándote que sirves de maestro
a niños y jóvenes,
perdiéndoles el respeto
que aprenden en la escuela,
o quizás es que no te interesa
que cuando se hagan mayores
te recriminen educadamente
lo que tu fuiste incapaz
de transmitir en cada una
tus alegaciones,
consecuencia de las formaciones
con que te posicionaste arriba...