Lenta anda la caravana
camino del exilio
ambulancias blancas la acompañan
un frio Enero del treinta y nueve,
a su espalda España, al frente
hileras de gente con maletas de madera
abrigados hasta las orejas
y la frente gacha de dolor y pena,
se marcha la poesía
huyendo de estelas azules
amigos tendidos en cunetas
y el humo, castigo de fuego
pegado a su abrigo de pana,
un laberinto mágico e ingrávido
como el presidio de su destino
plagado de recuerdos a una patria
a la que avisó con sus versos,
un camino ya sin la prisa
del aviso por avionetas
oliendo a desgracia y desatino,
sin saberlo
se nos marchó para siempre
dejando huérfanos de pluma y tintero,
los campos de Castilla
la ribera del Duero,
y las ventanas desde las que disfrutaba
de los montes de Soria
y la belleza de sierra morena...