Abrazado a su sombra, soñaba
en amaneceres fugitivos,
con los bríos de una voluntad desbocada
y las uñas hechas pedazos,
mientras entre los brazos guardaba
aquellas poesías escritas
con el perfume de los suspiros
con los que quemaba mis recelos,
tinieblas de luna llena encendidas
nivelando, los hechizos que en sueños
intentaban desviarme de tu camino,
el anhelo misterioso de venerarte
con la fuerza y la inspiración
de un corazón que no teme al amor…