Nunca me asustó el miedo
que las palabras en boca del cobarde
esconden tras el lenguaje en silencio,
ni el delirio con que las amenazas
turban mentes desordenadas
por el viento de la muerte,
siento pena por tanto libro quemado
en la hoguera de la ignorancia
y de esas sonrisas que bailan
al son de ritmos ajenos
desnudos como los muertos,
me escandalizan los ahorcados
con el nudo de la mala suerte
las personas que con veinte años
se sumergen en el vacío del desengaño,
los espejos sin reflejo
las camas donde solo pasan
el silencio, sueños profanados
y enfermos con las venas hinchadas
por una mente perversa que no siente,
siento pena por una vida ahogada
en el desenfreno de la envidia
los celos enfermizos y los bolsillos
llenos únicamente de mentiras…