Siguiendo tus pasos
tropecé con el olvido
que absorbía mis recuerdos
sin sentido ni caso
para entrar en el paraíso
que me tenías preparado,
tú corrías a lo lejos
yo despacio te seguía
intentando no perderme
en cada uno de los ocasos
que habían marcado mi vida,
noches de relámpagos y truenos
y algún que otro día de sol
aunque un poco nublado,
mi corazón ardía con las llamas
que desprendía tu sonrisa
te alcancé y al abrazarnos
sentí que eras distinta,
tu yo y un cielo despejado
azul de terciopelo iluminaba
aquel olimpo de estrellas
al que me habías arrastrado…