Amo la luna
en la que se acuna
la maestría con la que das forma
en el borde de los míos
a los mimos de tus labios,
asi lento como el viento
cuando llega a su destino
bajé de aquel velero
que me condujo por los mares
por los que abordé el camino
que me condujo con prudencia
hacia el encanto de tus ojos,
fácil como el desenlace de un cuento
fui pasatiempo al principio
por la torpeza de mis antojos,
pero tu locura poco a poco
fue encajando con la mía
en un juego romántico
que infelizmente desconocía,
el maquillaje fue retirando
el antifaz
tras el que te escondías
con la sabiduría de un fantasma
envuelta en una sabana blanca
como libro de repisa,
mi otro yo lobo,
aulló
ante el diluvio que avecinaba
la descarga de rayos cargados
con los deseos perversos
que auguraban nuestras miradas,
mientras la nave arrastrada
por la calma que guía a los truenos,
tomó puerto despacio
y casi sin mirarnos nos despedimos
igual que nos conocimos,
lentamente y en silencio...