Sorihuela,
como extraño tu tierra mojada
con olor a aceite y romero,
mi infancia corriendo
tus calles y plazas, tus fuentes de agua
compartidas por niños y bestias
mitigando las ansias del alma,
el olor de tus macetas llenas de flores
colgadas en las ventanas,
el sabor entrañable de tus raíces
con aromas a huerta,
las hachas al hombro para la poda
el rio padrino de tu apellido
con sus aguas bravas y las colinas
llenas de olivos,
tus tabernas con fragancia de fiesta
y tu escuela sesgada por la incultura
de quien no supo darte vida,
olvidada y sedienta
hoy abierta y reconocida al arte,
te amo Sorihuela…