Como tarde lluviosa
de mayo
deseada y con la osadía
que manifiestan las ganas
acudiste al encuentro
de mis tibios labios,
tu lengua humedecida
por el roce de los míos
profetizaba arrojo,
quejidos de pasión
brotaban de tu pecho
haciendo crujir tus dientes
como molino harinero,
las paredes de tu garganta
gritaban mi nombre
mientras las yemas de mis dedos
acariciaban tu cuello,
un amanecer cercano
suplicaba
por llegar al nuevo día
con las pieles fundidas,
guardadas en la trastienda
de los sentimientos
mientras
el ardiente deseo moría
entre el enredo
de nuestras piernas,
así nos encontró el nuevo día,
convertidos en materia
saciados de luna
y buscando un respiro
en nuestro lecho de estrellas....