Crucé lagos de antología patética
cubiertos de algas verdes malolientes
nadando desesperado por alcanzar la orilla,
mientras sentía que nadar contracorriente
no solo mantenía mi cuerpo en el agua
a mi mente también le sentaba de maravilla,
luché contra limites que no conocía
hasta alcanzar el agnosticismo inhóspito
sintiendo como mi cuerpo me abandonaba
ante el confesionario dudando
de mis facultades químicas porque de las físicas
sentía su crecimiento ante el sufrimiento,
dibujé paisajes bellos en un mundo de ciegos
huyendo del dolor ajeno de la desidia,
mientras gigantescas sabanas blancas
marcaban como monedas el lugar de nacimiento
y seguí caminando hacia mi destino
el mismo de aquellos que me crucificaron,
con la mente limpia y los pies descalzos…