Mi querido viejo
curtido en la pobreza
sangre de su sangre
y olvidado en el tiempo,
cuantas alegrías regaladas
analfabeto de niño
y de grande válido en designio
porque su guerra
de joven nunca fuera
riego en terreno baldío,
historia lejana en un tiempo
de lucha por unos derechos
que nunca tuvo,
trabajo y constancia
fueron sus únicas armas
para defender unos atributos
que le vinieron de cuna,
una casa de piedra encalada
sin baño y de brasero una cuadra,
unos hermanos unidos
y unos padres que lo quisieron
hasta hacerle de hierro
sin lágrimas y con el único lamento
de dejar a sus hijos en el puesto
al que él nunca tuvo acceso,
libres lejos del analfabetismo
y con el bautizo ante el miedo
por encima de todos los credos...