Era muy entrada la noche
de un cuatro de Febrero
mientras mis fuerzas me abandonaban
en los brazos de Morfeo,
de pronto se oyen campanas
acompañadas del estruendo
de infinidad de cohetes surcando el cielo,
Sorihuela despierta y vestida de guapa
porque su Santa sale de paseo,
agachada ante el dintel de la puerta
de la iglesia que la cobija,
recogiendo con algarabía la alegría
de todo un pueblo
mientras se desliza por la cuesta
hacia los futbolines,
el sitio de recreo donde los mozos
hoy vestidos de bonito
enterraban sus desconsuelos,
del cine de invierno
hasta la plaza de las escuelas
donde hace un descanso,
para seguir derecha sin pararse
hasta las monjas frente a la parada
del pegaso que cada mañana
espera sin desaire a los enfermos
para acercarlos a Linares
haciendo otro descansito,
mas abajo deja atrás el cuartel
pasa por el bar de Inocente
bendiciendo la esquina de la alsina
que esta si que en su recorrido
regala más alegrías
hasta llegar a la americana,
donde ya un poco cansada
se toma un tiempo para mirar
como va la recogida en la cooperativa
que lleva su nombre...
Empieza a nublarse el cielo
y Santa Águeda inicia su regreso
hasta la capilla donde descansará
hasta el próximo invierno,
mientras unos pocos pegan fuego
a las retamas de olivo como ofrenda,
el resto se divierte con la cuerva
y bailando hasta caer rendidos...
¡¡ Que baratos son los sueños,
Viva Santa Águeda y viva mi pueblo¡¡